Mujeres Olvidadas - Segunda Parte
Ha costado mucho sacar adelante nuestro nuevo tour: las Sin Sombrero parte 2.
No es hablaré aquí de los problemas burocráticos, no es este el momento, ni el lugar.
Parte de la dificultad en el desarrollo de este tour ha sido escoger las mujeres de las que debía hablar, ya en la primera parte de las Sin Sombrero tenía la impresión de no ser justa, de no ser capaz de dar voz a todas aquellas que lo clamaban y lo merecían. Pensé que una segunda parte podría remediarlo, dar cabida a aquellas mujeres que si bien no son consideradas parte de la generación del 27, cuando comparten tantas identidades que bien pueden ser consideradas elementos de unas mismas generaciones pertenecen a ella, la conforman y la complementan. Parece que la mujer también tropieza dos veces con la misma piedra, ahí estábamos: intentando descartar a Margarita Xirgu o a María Legarraja, porque somos conscientes que un tour no puede ser eterno y que hay que descartar temáticas de las que hablar.
Pero siempre llamaban a la puerta otras muchas mujeres.
El 7 de marzo de este año se cumplirá el segundo aniversario de la primera vez que salimos a la calle a hablar de María Teresa León, de Zenobia, de Marga Gil… y nunca nos hemos cansado. Quien nos conoce sabe que nunca falta aliento ni ganas de coger el metro para realizarlo, sea para dos personas o para cuarenta, pero al terminar el recorrido, siempre la misma sensación, la misma frase que han escuchado aquellas personas que han acudido al tour: se han quedado tantas pendientes…
Tantas con iguales méritos e igual de olvidadas.
El domingo 23 de febrero el tour salió a la calle.
La memoria de María Lejarraga estuvo allí: ¡esa mujer que fundó las primeras asociaciones feministas, si! Feministas en el 1917, esa mujer que colaboró en la redacción del VIII Congreso de la International Suffrage Alliance, el Comité Nacional de Mujeres Contras la guerra y el fascismo y por supuesto fundadora del Lyceum Club Femenino. María Lejarraga también es esa mujer que escribió todas sus obras con el nombre de su marido entre las que se incluyen los libretos de las obras de Manuel de Falla o Eduardo Marquina. El golpe final para María fue cuando envió un guion a Walt Disney que fue rechazado. Guion con extrañas similitudes a lo que hoy conocemos como la dama y el vagabundo.
Estuvo porque así lo sentimos Hildegart y no para hablar de su dramático final sino de su energía porque con 17 años funda la Liga para la Reforma Sexual: por la igualdad entre derechos de hombres y mujeres, la liberación de las relaciones maritales de la dominación de la iglesia y el divorcio la regulación de los métodos anticonceptivos.
Y Lucía Sánchez Saornil, que paseaba con su pareja, América Barroso por la Gran Vía en 1928 orgullosa de ser quién era.
Hablamos de Elena Fortún, de Concha Méndez, de Rosa Chacel, de Clara Campoamor y su exilio…
Y se quedaron tantas fuera que sabemos con certeza que terminaremos esta segunda parte del tour de las Sin Sombrero con la culpabilidad de dejar algunas en el olvido.
No solo las del 27… tantas otras.
Hay camino por delante, mucho por hacer, nuestras manos y voz están tendidas para que nunca más tenga que nombrarlas mujeres olvidadas.
No es hablaré aquí de los problemas burocráticos, no es este el momento, ni el lugar.
Parte de la dificultad en el desarrollo de este tour ha sido escoger las mujeres de las que debía hablar, ya en la primera parte de las Sin Sombrero tenía la impresión de no ser justa, de no ser capaz de dar voz a todas aquellas que lo clamaban y lo merecían. Pensé que una segunda parte podría remediarlo, dar cabida a aquellas mujeres que si bien no son consideradas parte de la generación del 27, cuando comparten tantas identidades que bien pueden ser consideradas elementos de unas mismas generaciones pertenecen a ella, la conforman y la complementan. Parece que la mujer también tropieza dos veces con la misma piedra, ahí estábamos: intentando descartar a Margarita Xirgu o a María Legarraja, porque somos conscientes que un tour no puede ser eterno y que hay que descartar temáticas de las que hablar.
Pero siempre llamaban a la puerta otras muchas mujeres.
El 7 de marzo de este año se cumplirá el segundo aniversario de la primera vez que salimos a la calle a hablar de María Teresa León, de Zenobia, de Marga Gil… y nunca nos hemos cansado. Quien nos conoce sabe que nunca falta aliento ni ganas de coger el metro para realizarlo, sea para dos personas o para cuarenta, pero al terminar el recorrido, siempre la misma sensación, la misma frase que han escuchado aquellas personas que han acudido al tour: se han quedado tantas pendientes…
Tantas con iguales méritos e igual de olvidadas.
El domingo 23 de febrero el tour salió a la calle.
La memoria de María Lejarraga estuvo allí: ¡esa mujer que fundó las primeras asociaciones feministas, si! Feministas en el 1917, esa mujer que colaboró en la redacción del VIII Congreso de la International Suffrage Alliance, el Comité Nacional de Mujeres Contras la guerra y el fascismo y por supuesto fundadora del Lyceum Club Femenino. María Lejarraga también es esa mujer que escribió todas sus obras con el nombre de su marido entre las que se incluyen los libretos de las obras de Manuel de Falla o Eduardo Marquina. El golpe final para María fue cuando envió un guion a Walt Disney que fue rechazado. Guion con extrañas similitudes a lo que hoy conocemos como la dama y el vagabundo.
Estuvo porque así lo sentimos Hildegart y no para hablar de su dramático final sino de su energía porque con 17 años funda la Liga para la Reforma Sexual: por la igualdad entre derechos de hombres y mujeres, la liberación de las relaciones maritales de la dominación de la iglesia y el divorcio la regulación de los métodos anticonceptivos.
Y Lucía Sánchez Saornil, que paseaba con su pareja, América Barroso por la Gran Vía en 1928 orgullosa de ser quién era.
Hablamos de Elena Fortún, de Concha Méndez, de Rosa Chacel, de Clara Campoamor y su exilio…
Y se quedaron tantas fuera que sabemos con certeza que terminaremos esta segunda parte del tour de las Sin Sombrero con la culpabilidad de dejar algunas en el olvido.
No solo las del 27… tantas otras.
Hay camino por delante, mucho por hacer, nuestras manos y voz están tendidas para que nunca más tenga que nombrarlas mujeres olvidadas.